La búsqueda espiritual fue algo fundamental en la historia de la humanidad. Lo demuestra la predilección por la filosofía y cómo de esta surge la mayoría de las ramas que nos arropan diariamente, el nacimiento de la ciencia. Surge entonces la indiferencia por el alma, por el sentimiento, por el humanismo, para dar paso al crudo mecanicismo que grisáceo nos envuelve, como los hombres grises de la novela de Michael Ende. Los número nos atrapan en una danza aprendida, dura y oxidada que puede con la personalidad oculta de cada uno. Hemos dado paso a la decadencia de las respuestas, por alcanzar un futuro bienestar de máquinas eléctricas. Ya lo dijo Quino hace mucho tiempo: Cada vez hay más gente y menos personas. Triste bajada la de nuestro gráfico en la historia
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